«Para mí, el mal ya está hecho», declaró Gisèle Pélicot en su primera intervención ante el Tribunal de lo Criminal de Vaucluse, Francia. La mujer, víctima de abusos sexuales por parte de su marido, quien la drogaba para que otros hombres la violaran mientras estaba inconsciente, expresó su decisión de que el juicio se celebrara en público. «Lo hago en nombre de todas esas mujeres que tal vez nunca sean reconocidas como víctimas», afirmó con firmeza.
Pélicot, quien testificó en el juicio que involucra a 51 acusados, explicó que su objetivo es visibilizar lo sucedido y evitar que otras mujeres sufran la misma sumisión química. «Violación no es la palabra adecuada, esto es barbarie», subrayó durante su intervención. Según los periodistas presentes en la sala, Pélicot dejó en claro que con su testimonio espera que ninguna mujer vuelva a atravesar una situación similar.
A la salida del Palacio de Justicia de Aviñón, Pélicot comentó a la prensa que su testimonio no fue sencillo: «Creo haber dicho todo lo que podía. No ha sido fácil», confesó. Además, mencionó la presión que sintió por parte de los abogados defensores, quienes, según ella, intentaban ponerle «trampas» con sus preguntas. «He intentado responder lo mejor posible. Este proceso durará cuatro meses, y hay que luchar hasta el final», concluyó.
La investigación reveló que entre 2011 y 2020, Pélicot fue violada en numerosas ocasiones por decenas de hombres que su esposo, Dominique Pélicot, contactaba. Bajo los efectos de ansiolíticos, Gisèle no era consciente de los abusos. Todo salió a la luz en septiembre de 2020, cuando Dominique fue arrestado tras ser sorprendido grabando bajo la falda de varias mujeres en un supermercado. La policía, al revisar su ordenador, encontró miles de fotos y vídeos de los abusos cometidos contra su esposa.
Gisèle contó ante el tribunal cómo los policías le «salvaron la vida» al descubrir ese material. «Mi mundo se derrumbó el 2 de noviembre de 2020, cuando nos llamaron a la comisaría y me mostraron los archivos», relató. «No eran escenas de sexo, eran escenas de violaciones. Había dos o tres hombres sobre mí mientras yo estaba inerte», explicó, denunciando cómo fue «sacrificada en el altar del vicio».
Durante el juicio, criticó la actitud de los acusados, muchos de los cuales alegan no haber sido conscientes de que estaba drogada o que no había dado su consentimiento. «Esos hombres me mancillaron, se aprovecharon de mí. Y ninguno pensó que había algo extraño», expresó con indignación.
Aparte de su esposo, 50 hombres más fueron identificados y están siendo juzgados por violación agravada, un delito que puede conllevar penas de hasta 20 años de prisión.