Se estrenó una nueva serie que parece traer de vuelta una vieja idea que muchos creían superada: un personaje femenino cuya existencia gira en torno al deseo desmedido de casarse, dispuesto a pisotear a cualquiera para lograrlo. “Envidiosa”, la nueva comedia romántica argentina producida por Adrián Suar y escrita por Carolina Aguirre, sigue este patrón. Con un elenco liderado por Griselda Siciliani, Esteban Lamothe y Benjamín Vicuña, la serie nos recuerda las telenovelas clásicas donde el objetivo máximo de una mujer parece ser el matrimonio.
En 1985, surgió el Test de Bechdel, un indicador simple para medir la representación de las mujeres en la ficción: ¿Hay al menos dos mujeres con nombre propio? ¿Hablan entre ellas? ¿Sobre algo que no sea un hombre? «Envidiosa», al igual que muchas otras producciones icónicas, no pasa este test. La historia se centra en Victoria (Siciliani), una mujer de 40 años cuyo novio de una década la deja inesperadamente para casarse con una joven brasileña. Desde entonces, su vida entra en una espiral de autocompasión y resentimiento, donde el único objetivo parece ser recuperar la vida que cree merecer: casarse con un hombre exitoso, tener hijos y vivir en un country.
El guion presenta a Victoria como una mujer superficial y envidiosa, cuyas acciones y pensamientos están dominados por su deseo de cumplir con los estereotipos tradicionales del amor romántico. Sus interacciones se limitan a sus amigas, a quienes desprecia, y a sus intereses amorosos: su exnovio, su jefe mujeriego y su vecino (interpretado por Lamothe), un hombre sencillo que, de forma inverosímil, se siente atraído por la protagonista.
A lo largo de la serie, Victoria aparece como un personaje monocromático, cuya vida parece carecer de otros intereses o pasiones. No vemos en ella motivaciones profundas, ni deseos que trasciendan el casarse y formar una familia. La serie desaprovecha la oportunidad de darle mayor complejidad, dejando a la protagonista atrapada en el arquetipo de la “Susanita”, sin profundizar en las causas sistémicas que perpetúan estas narrativas en la cultura pop.
«Envidiosa» nos invita a reflexionar sobre cómo los medios aún representan el amor romántico como el eje central de la vida femenina, sin abordar el impacto de estas ideas en una sociedad que ha evolucionado más allá de estos clichés. En lugar de aprovechar la oportunidad para ofrecer una crítica profunda, la serie se queda en la superficie, dejando a los espectadores con una historia que no aporta nuevas perspectivas sobre el amor, el matrimonio o la envidia.