Cada 11 de junio se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Próstata, una fecha clave para visibilizar esta enfermedad que afecta a millones de hombres en todo el mundo y que, en etapas iniciales, puede no presentar síntomas. El foco actual no solo está puesto en la prevención, sino en cómo la tecnología —especialmente la inteligencia artificial— empieza a transformar el diagnóstico y tratamiento.
Un aliado para detectar antes y mejor
La inteligencia artificial (IA) se incorpora de manera progresiva en los servicios de diagnóstico por imágenes. Hoy, herramientas avaladas por organismos internacionales permiten analizar patrones complejos en estudios como la resonancia magnética multiparamétrica, utilizada en pacientes con niveles elevados de PSA.
La ventaja es clara: se logra identificar con mayor precisión lesiones clínicamente significativas, evitando así una gran cantidad de biopsias innecesarias. De esta forma, se reduce el riesgo de intervenciones, se mejora la experiencia del paciente y se optimizan los recursos del sistema de salud.

Tecnología al servicio del criterio médico
Aunque la IA puede aumentar la precisión, no reemplaza la interpretación médica. Por el contrario, se trata de una herramienta que asiste al equipo interdisciplinario: radiólogos, urólogos, oncólogos, geriatras y técnicos, entre otros profesionales.
El uso de estas tecnologías también permite optimizar tiempos, reducir dosis de contraste y evitar sobretratamientos, especialmente en casos de tumores de bajo riesgo. En estos escenarios, gana terreno la vigilancia activa como estrategia de abordaje, basada en un seguimiento cercano sin necesidad de intervenir quirúrgicamente de inmediato.

Diagnóstico temprano: clave para la cura
La detección precoz sigue siendo fundamental. Cuando el cáncer de próstata se encuentra en fase localizada, las tasas de curación superan el 99%. Por eso, los especialistas recomiendan comenzar con controles a partir de los 50 años, o antes en pacientes con antecedentes familiares o factores de riesgo.
El proceso suele iniciarse con un análisis de sangre que mide los niveles de PSA. Si los valores son elevados, se indica una resonancia multiparamétrica. Solo en los casos en que se identifican lesiones relevantes, se realiza una biopsia dirigida.
Gracias a la IA, hoy es posible localizar mejor las zonas sospechosas dentro de la glándula prostática y diferenciar focos con distinta agresividad. Esto es especialmente útil en próstatas de gran tamaño o con hiperplasia, donde el diagnóstico puede ser más complejo.
Una visión integral
Los avances en inteligencia artificial permiten repensar el abordaje del cáncer de próstata no solo como una enfermedad a detectar, sino como una oportunidad para innovar en diagnóstico, reducir daños colaterales y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
En un escenario donde el tratamiento curativo es posible en la mayoría de los casos detectados a tiempo, el desafío sigue siendo combinar tecnología, criterio clínico y un sistema de salud que garantice el acceso a estas herramientas.