Nicolás Cayetano: Historia de un ludópata

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Nicolás Cayetano se encuentra en una encrucijada: no sabe si definirse como un exludópata o como alguien que aún lucha con esa condición. Según expresó en una extensa entrevista con Víctor Hugo Morales en la radio 750, no está seguro de si uno realmente llega a recuperarse del todo. Durante la conversación, compartió su historia personal con el juego y las apuestas, una historia que sigue marcando su vida. Actualmente, Cayetano ha llevado su experiencia al teatro con la obra No va más, y también a las librerías con una biografía novelada del mismo nombre, escrita por Mauro Libertella y publicada por Editorial Orsai. Ahora, su atención se centra en los desafíos actuales, especialmente en la relación de los jóvenes con el juego.

La historia de Cayetano no es nueva. En 2015 rompió el silencio y confesó su adicción al juego a su familia. A partir de entonces, comenzó un proceso de externalizar su experiencia. Hoy, con su historia ya conocida, es solicitado por escuelas y organizaciones para dar charlas de concientización sobre un problema que afecta cada vez a más personas, especialmente a jóvenes. “Escribí el libro porque es una adicción de la que se sabe poco, y porque hoy en día los chicos están cada vez más involucrados en el juego”, explicó Cayetano durante la entrevista con La Mañana. “Desde que conté mi historia, me llaman de un montón de colegios secundarios para dar charlas”.

Cayetano comparte algunas experiencias sorprendentes que ha vivido en estas charlas: “Ves a chicos de 14 años preguntando, interesados. Me cuentan que deben mucho dinero, algo que uno esperaría a los 40, pero no a los 15. Escribí el libro por un motivo egoísta, porque me hace bien, pero también para ayudar, porque el ludópata está solo y necesita alguien con quien hablar”.

Cuando se le preguntó qué hacer si se sospecha que un menor es adicto al juego, Cayetano respondió con base en su experiencia: “Si uno sospecha que su hijo tiene un problema, lo primero es abrir un canal de diálogo. Es una enfermedad muy silenciosa. Si yo llego aquí después de apostar, no hay manera de que te des cuenta. Es muy difícil ayudar porque no sabes que la persona está sufriendo”.

La actualidad presenta nuevos desafíos. Un cambio de paradigma en los últimos años ha complicado aún más el panorama. Cayetano lo ilustra con un ejemplo personal: “Hubo una época en la que jugaba todos los días, todo el tiempo. Cuando aparecieron las apuestas deportivas, empecé a jugar solo, en mi casa”.

Este nuevo contexto hace que el escenario sea aún más hostil. De hecho, Cayetano recuerda el momento en que se dio cuenta de que tenía un problema grave con el juego: “Fue una noche, a las 3 de la mañana. Tenía un deseo intenso de apostar y solo encontré en vivo un partido de la liga femenina de vóley de Japón. Aposté 2 mil dólares y, por primera vez, supe con certeza que ya no tenía control sobre cuándo apostaba”.

El punto final de su adicción llegó años después: “Hay un momento en el que pensás que Dios te lo está haciendo a vos. Mi última apuesta fue un Boca contra Unión en 2015. Boca iba primero. Aposté mucho dinero a Boca, porque pensé que era una apuesta segura. Pero ganó Unión 4 a 3. Esa fue mi última apuesta porque pensé que me lo estaban haciendo a mí”.