Las elecciones de medio término en Santa Cruz arrojaron resultados que redibujan el mapa político local y anticipan movimientos estratégicos de cara a 2027.
El gran ganador fue Jairo Henoch, quien —en una boleta “sin arrastre” (esto es, sin una estructura mayor de arrastre de otro candidato gubernamental) — logró imponerse en una buena cantidad de localidades de la provincia con un resultado general abrumador. En el bunker comentaban que ni ellos mismos esperaban un caudal de votos tan alto. Este triunfo tiene un peso político muy destacado: marca una irrupción fuerte de una figura que se mueve con independencia y que parece haber captado malestar, deseo de cambio o desgaste de la estructura política tradicional.
En segundo lugar, se impone un resultado “esperable pero con sorpresa”: la lista de Fuerza Santacruceña consiguió el ingreso de Cura Molina como diputado nacional y de Moira Lanesan Sancho (actual secretaria de Comercio de Río Gallegos) ante una provincia mayoritariamente peronista / kirchnerista. El cura Molina desplegó una estrategia de comunicación política muy pulida: dominó cámara y micrófono, integró a todos los actores del frente en distintos contenidos, sumó al municipio de Río Gallegos y al intendente Pablo Grasso como figura de respaldo. Las denuncias impulsadas por medios oficialistas contra él no lograron calar entre la mayoría de los electores, que depositaron un voto de confianza en lo que se presenta como una nueva gestión. Como declaró Molina con emoción:
“No ganaron los tiros, no ganaron las balas, no ganaron las operaciones, no ganó la mentira. ganó la gente, ganaron los jubilados, ganaron los discapacitados. Se metieron con nuestras familias, operaron con mentiras. Yo no salí a enfrentar a ningún candidato. La urna habló y marca el camino hacia el 2027.”
Por el otro lado, la fuerza perdedora fue la coalición Por Santa Cruz junto con la Unión Cívica Radical. Pese al apoyo del aparato estatal del oficialismo y al respaldo del gobernador Claudio Vidal, la fórmula Daniel Álvarez – Gisella Martínez no logró movilizar las mesas, ni meter un solo candidato con posibilidades claras. La falta de concreción de proyectos, obras y promesas de campaña arrastró al gobierno provincial a una derrota contundente en estos comicios de medio término. La presencia del vicegobernador Fabián Leguizamón — objeto de denuncias por maltrato, abuso de poder, restricción de la libertad de expresión y malversación de fondos públicos — resultó un “salvavidas de plomo” para la joven candidata Martínez. Su figura ya no convoca ni siquiera en su ciudad natal, lo que anuncia movimientos importantes de cargos políticos de alto rango por la decepción del resultado.
A nivel nacional, este escenario provincial se inscribe en un clima de alta tensión e importancia para el gobierno de Javier Milei y su coalición. Las elecciones de medio término en Argentina marcan un test clave para la continuidad de la agenda de reformas económicas, fiscales y políticas del gobierno nacional. Los analistas coinciden en que para Milei es crucial mantener respaldo legislativo para sostener sus medidas y apuntalar la credibilidad frente a los mercados. En ese marco, los resultados en Santa Cruz adquieren doble dimensión: por un lado revelan la particular dinámica provincial, pero por otro lado reflejan un desgaste o una transformación del orden político peronista tradicional que podría tener impacto hacia 2027.
Claves para entender el resultado:
- Desgaste del oficialismo local: la fórmula gobernante no pudo capitalizar sus aparatos ni convocar al electorado como esperaba.
- Aparición de figuras nuevas o independientes: Henoch y el frente de Fuerza Santacruceña logran canalizar demandas de cambio.
- Estrategia comunicacional eficaz: el despliegue del cura Molina por toda la provincia, la integración municipal-provincial-nacional y el manejo de contenidos aportaron al buen resultado.
- Contexto nacional de incertidumbre política y económica: la región no es ajena al impacto de la agenda nacional, donde la posible fragmentación del Congreso o la pérdida de respaldo legislativo tienen efectos colaterales.
- Anticipación al 2027: la cita electoral próxima ya se perfila como foco para todas las fuerzas; en Santa Cruz empiezan a reordenarse fichas.
Perspectivas hacia adelante:
Para el ganador Henoch se abre ahora el desafío de convertir el triunfo electoral en gestión concreta: tener presencia, propuestas, capacidad de articulación en la provincia. Para Fuerza Santacruceña, la entrada al plano nacional (con diputado nacional incluido) abre la oportunidad de construir una estructura más robusta. Para el oficialismo perdedor, comienza un proceso de reflexión y remodelación profunda, con posibles cambios de cargos, abandonos y reposicionamientos.
Finalmente, la política provincial parece entrar en un ciclo de mayor competitividad, menos automático para el peronismo tradicional. Si estos cambios se consolidan, el 2027 en Santa Cruz ya se perfila como un escenario abierto.

