En un contexto de medidas controvertidas, los Parques Nacionales argentinos se encuentran en el ojo de la tormenta. Desde la perspectiva de la lógica neoliberal clásica, estos espacios naturales no gozan de gran importancia, considerándolos únicamente como herramientas de «greenwashing», es decir, como una forma superficial de proyectar una imagen de compromiso ambiental. Por otro lado, para un sector anarco-capitalista, estos parques representan una carga no redituable para el Estado, abogando por su eliminación gradual, privatización o transformación en entidades rentables.
La situación se torna aún más preocupante con la reciente ola de despidos que ha sacudido a los empleados de los Parques Nacionales. El anuncio de 78 despidos el pasado 27 de marzo, con algunos trabajadores con hasta 20 años de antigüedad entre los afectados, ha generado un clima de incertidumbre y malestar. Además de los despidos, se ha implementado una política de reducción salarial para incentivar las renuncias voluntarias, sumado al detenimiento de obras de mantenimiento y mejoras en las áreas protegidas.
En este contexto, Daniel Catalano, secretario General de ATE Capital y Adjunto de la CTA, denunció la crítica situación que enfrentan los trabajadores de los Parques Nacionales. Con más de 2200 empleados en todo el país, estos trabajadores son responsables de mantener en funcionamiento una extensión de 18 millones de hectáreas de territorio. Los despidos y recortes, según Catalano, están afectando principalmente a áreas administrativas clave, poniendo en riesgo las operaciones y la seguridad en momentos críticos, como durante los incendios forestales.
Las acciones del Gobierno nacional, que justifica los despidos argumentando un supuesto bajo rendimiento de los trabajadores, han levantado suspicacias. En particular, la designación de Cristian Larsen, vinculado a figuras políticas de la anterior gestión y con un historial de litigios contra el Estado, como responsable de los Parques Nacionales ha generado controversias.
Para los trabajadores y sindicatos, la reducción de personal y presupuesto pone en riesgo la labor de conservación y protección de estos espacios naturales, así como los proyectos de investigación y desarrollo que se llevan a cabo en su seno. La falta de designación de autoridades y la falta de diálogo con los trabajadores agravan la situación, generando un clima de conflicto que se extiende por varios meses.
En un escenario donde se busca reducir al mínimo el rol del Estado, los recortes en los Parques Nacionales representan una amenaza para la conservación del patrimonio natural del país. La visión reduccionista y economicista que prevalece ignora la importancia de estos espacios como reservas naturales y científicas, poniendo en riesgo no solo el medio ambiente, sino también el futuro de las comunidades que dependen de ellos. En palabras de Alejo Fardjoume, referente de ATE, estos despidos son arbitrarios e injustificados, y ponen en peligro la integridad de uno de los mejores sistemas de Parques Nacionales del mundo.
En última instancia, el desmantelamiento de los Parques Nacionales no solo representa una amenaza para el medio ambiente, sino también un retroceso en la historia de conservación y protección de la naturaleza en Argentina. La lucha por preservar estos espacios se convierte en una batalla crucial en defensa del patrimonio natural y cultural del país.
fuente : pagina 12, por Julián Varsavsky