Durante la pandemia, cuando los chicos perdieron la posibilidad de jugar cara a cara con sus amigos, los mundos virtuales se convirtieron en refugio. Entre ellos, Roblox —una plataforma de juegos en línea multijugador— ganó terreno y se volvió uno de los espacios digitales preferidos para socializar durante el encierro.
Cinco años después, ese hábito persiste. Aun sin restricciones sanitarias, las horas que los menores pasan en entornos virtuales siguen en aumento, reemplazando muchas veces el juego presencial.
Según datos de la empresa de análisis Sensor Tower, Roblox fue el juego más descargado en Argentina en el segundo trimestre de 2025, con más de 800.000 descargas entre abril y junio. A nivel mundial, supera los 350 millones de usuarios activos mensuales, la mayoría de ellos niños y preadolescentes de entre 8 y 11 años.
Una generación criada frente a la pantalla
“Muchos padres ni saben qué es Roblox ni cómo funciona, y desconocen los controles parentales o los riesgos a los que pueden exponerse sus hijos”, explica la psicóloga infantojuvenil Melisa Pertica, especialista en neuropsicología clínica.
Si bien los videojuegos pueden tener aspectos positivos —como fomentar la socialización o las habilidades estratégicas—, los especialistas advierten sobre el riesgo de adicción y los efectos cerebrales que puede tener una exposición excesiva a temprana edad.
“Roblox tiene un componente muy adictivo. Va generando una necesidad de dopamina muy alta en un cerebro que todavía no está maduro y con poca capacidad de autorregulación”, señala Pertica. “Además, está reemplazando mucho el juego real y el contacto en persona”.
Qué es Roblox y por qué preocupa
Roblox no es un solo juego, sino una plataforma con miles de experiencias creadas por los propios usuarios. Esa dinámica, explican los especialistas, dificulta el control del contenido y su clasificación por edad.
Mientras juegan, los usuarios pueden chatear entre sí, aunque los padres pueden configurar la app para que sus hijos solo se comuniquen con personas conocidas. Esta medida es clave para prevenir el grooming y otros riesgos en línea.
En diciembre de 2024, la compañía informó que el 40% de sus usuarios tenía menos de 12 años.
“Es un juego muy atractivo para los chicos —señala la psicóloga Valeria Becerra, autora de Crianza distraída—. Lo preocupante es que hoy vemos niños de 10 años con comportamientos adictivos. Antes jugaban desde la computadora; ahora lo hacen desde el celular, al que acceden todo el día. La edad promedio para tener un teléfono propio ya ronda los 9 años”.
Una mecánica que estimula como una apuesta
Roblox incorpora dinámicas muy similares a los juegos de azar, como las “loot boxes” o cajas sorpresa, en las que los jugadores obtienen premios aleatorios.
“Ese mecanismo es el mismo que en las tragamonedas —explica Pertica—. El cerebro anticipa que puede venir una gran recompensa, libera dopamina, y eso genera adicción. Está todo estudiado: cada cuántas veces debe aparecer un premio para mantenerte enganchado.”
Además, la plataforma utiliza su propia moneda virtual, los Robux, que los usuarios compran con dinero real para desbloquear objetos o avanzar de nivel.
“La moneda virtual da una sensación de recompensa inmediata. En la vida real, uno trabaja y recién después recibe el sueldo. Esa gratificación instantánea desregula la espera y la tolerancia a la frustración”, detalla la neuróloga y psiquiatra Marcela Waisman Campos.
Cómo impacta en el cerebro
Los especialistas coinciden en que el exceso de recompensas rápidas —ya sea por videojuegos, redes sociales o compras virtuales— afecta la capacidad de concentración y de autocontrol.
“Cuantas más recompensas inmediatas recibís, más difícil se vuelve sostener procesos que implican espera o esfuerzo”, resume Waisman Campos.
En su libro, Becerra lo plantea así:
“Un niño que se inicia en los videojuegos desde pequeño llega a la adolescencia con una clara desventaja: le cuesta concentrarse en tareas que no ofrecen el mismo nivel de estimulación inmediata”.
El riesgo de lo que se reemplaza
Más allá del tiempo frente a la pantalla, lo que más preocupa es lo que estos juegos sustituyen: las interacciones reales, los juegos al aire libre y el contacto cara a cara con otros chicos.
Una encuesta de Unicef Argentina (Kids Online 2025) mostró que el 65% de los varones juega videojuegos todos o casi todos los días, frente a un 32% de las niñas. Además, los menores de hogares de nivel socioeconómico medio y alto son los que más juegan.
Qué pueden hacer los padres
Los expertos coinciden en que prohibir Roblox no es la solución, ya que forma parte del entorno social de muchos chicos. Pero sí recomiendan acompañar, supervisar y establecer límites claros.
Entre las medidas más importantes:
- Configurar los controles parentales (permiten vincular cuentas, limitar chats y bloquear compras).
- Restringir el tiempo de pantalla diario.
- Coordinar reglas comunes con otros padres del grupo escolar o de amigos.
- Supervisar los contenidos, ya que algunos juegos pueden incluir violencia o contenido sexual inapropiado.
“Roblox tiene filtros de edad, pero se pueden esquivar fácilmente. Por eso es fundamental que los adultos acompañen el uso y conozcan la plataforma”, advierte Pertica.
La empresa ofrece un apartado llamado “Padres, seguridad y moderación”, con guías y herramientas para un uso más seguro.

