A 120 años del nacimiento de Antonio Berni: el artista que puso a los márgenes en el centro del arte argentino

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Este 2025 se cumplen 120 años del nacimiento de Antonio Berni, uno de los artistas plásticos más influyentes del siglo XX en Argentina y Latinoamérica. Nacido en Rosario en 1905, Berni supo transformar la pintura en una herramienta para narrar la realidad de quienes quedaban fuera del relato oficial: los trabajadores, los migrantes, los niños pobres, las mujeres marginadas.

Después de su etapa surrealista, en los años 30 Berni empezó a inspirarse en el realismo que lo rodeaba. Su obra «Manifestación» da cuenta de esa nueva mirada

Con personajes como Juanito Laguna y Ramona Montiel, Berni dio vida a una serie de obras que reflejaban los efectos de la industrialización, la migración interna, la pobreza estructural y las desigualdades que crecían en las grandes ciudades. Lo hizo combinando pintura con materiales encontrados: cartón, latas, trapos, madera, papel, arpillera. Su arte fue, en todos los sentidos, un arte de lo real.

Antonio Berni fotografiaba lo que veía y eso inspiraba su obra

De Rosario a París: una formación marcada por las vanguardias

Hijo de una familia de clase media, Berni se formó desde muy joven en talleres de vitral y pintura en Rosario. A los 15 ya exponía sus obras y a los 18 se instaló en Buenos Aires. Las becas lo llevaron luego a Europa, donde absorbió influencias del surrealismo y el collage, con referentes como Magritte y De Chirico. Pero tras su regreso a la Argentina en los años 30, y en pleno contexto de crisis global, su obra tomó otro rumbo: el realismo social.

Inspirado por el muralismo mexicano de Siqueiros y su propia experiencia como trabajador estatal en Rosario, Berni comenzó a retratar la vida cotidiana de los sectores populares. Obras como Manifestación o Desocupados marcaron este giro estético y político.

Desocupados (1934), de Antonio Berni

Juanito y Ramona: arte para denunciar, conmover y contar

En los años 50 y 60 nacen sus dos personajes más emblemáticos. Juanito Laguna, un niño pobre que sueña con justicia social, fue la forma en que Berni retrató la vida en los márgenes de la ciudad sin idealizaciones. Usó materiales reales de esos barrios para construirlo: lo que muchos llamaban “basura”, él lo transformó en denuncia visual.

Ramona Montiel, por su parte, nació de su experiencia como fotógrafo en prostíbulos de Rosario. En ella confluyen el erotismo, la marginalidad y el deseo de emancipación. Ramona también fue parte de esa mirada crítica sobre una sociedad que avanzaba hacia la modernización, pero sin incluir a todos por igual.

«Domingo en la chacra», de Antonio Berni

Siempre en movimiento

Berni nunca dejó de experimentar. En los años 70, influenciado por sus viajes a Nueva York, incorporó elementos del arte pop y kitsch para hablar de la sociedad de consumo. También fundó su propia casa-museo, donde exhibía tanto sus obras como las de artistas emergentes.

Murió en 1981, dejando un legado que aún hoy interpela. Su frase más recordada lo resume todo:
“El arte debe sacudir la conciencia de la gente.”

Y eso hizo. A 120 años de su nacimiento, Berni sigue siendo una mirada incómoda pero necesaria. Una voz que se atrevió a pintar lo que otros decidían ignorar.