El presidente Javier Milei solicitó a Diana Mondino su renuncia al cargo de canciller, marcando un punto final en una serie de desacuerdos que culminaron con la reciente votación en la ONU, en la que Argentina se expresó en favor de Cuba. Aunque había tensiones previas, la decisión se aceleró después de este evento en la Asamblea General, donde la delegación argentina votó en contra del embargo estadounidense a Cuba. Esta postura fue la gota que colmó el vaso para Milei, quien mantiene una política exterior fuertemente alineada con Estados Unidos e Israel. Sin embargo, personas cercanas a Mondino sugieren que podría haber sido víctima de una estrategia de sabotaje.
El embajador argentino en Estados Unidos, Gerardo Werthein, será el reemplazante de Mondino, luego de que se le ofreciera el cargo semanas atrás sin concretarse. Ante la inminente salida de la funcionaria, la oferta fue reiterada y Werthein aceptó. La noticia fue anunciada oficialmente por el vocero presidencial, Manuel Adorni, y luego respaldada por el propio Milei, quien retuiteó un mensaje celebrando una política exterior más alineada con «la libertad».
Las fricciones con el «triángulo de hierro» —compuesto por Javier Milei, Karina Milei y Santiago Caputo— se originaron por la dificultad de Mondino para alinear la Cancillería con la política exterior que deseaba el Presidente. En un comunicado, la Oficina del Presidente anunció la próxima auditoría al personal de la Cancillería con el objetivo de identificar elementos que promuevan agendas opuestas a la «libertad». La administración estableció que sus altos funcionarios deben adherir a la postura anti-Agenda 2030 de la ONU y apoyar incondicionalmente a Estados Unidos e Israel, directiva que fue enviada por escrito a embajadores y personal del Servicio Exterior.
Mondino tampoco contaba con la simpatía de Karina Milei, quien asumió el control de áreas clave como la Agencia Nacional de Promoción de Exportaciones e Inversiones y la Marca País, zonas de alta influencia tradicionalmente gestionadas desde la Cancillería. A lo largo de su gestión, Mondino vio cómo varios funcionarios de su entorno renunciaban o eran reemplazados debido a esta falta de apoyo.
Uno de los casos más resonantes fue el del vicecanciller Leopoldo Sahores, quien fue sustituido por Eduardo Bustamante, aliado cercano de Karina Milei. Además, meses atrás, Úrsula Basset, una abogada de confianza de la presidencia, fue asignada para auditar el desempeño de Mondino.
Santiago Caputo consideraba que Mondino representaba un balance entre la política oficial estricta y una diplomacia más flexible, demandada por algunos sectores del Servicio Exterior. No obstante, en los círculos cercanos a Milei se sostiene una visión crítica hacia la mayoría del personal diplomático, percibiéndolos como hostiles a la línea libertaria.
Con Werthein como nuevo canciller, Milei suma su tercera baja de un ministro. Antes, abandonaron el cargo Guillermo Ferraro (Infraestructura), Mario Russo (Salud) y, en mayo, el jefe de Gabinete Nicolás Posse.
