Las cerealeras liquidaron 7.000 millones en 24 horas
Apenas un día después de que el Gobierno implementara la eliminación temporal de los derechos de exportación en busca desesperada de divisas, las principales empresas cerealeras del país reaccionaron con rapidez: liquidaron hasta 7.000 millones de dólares y el esquema volvió a su punto de partida. La medida, que tenía como fecha límite el 31 de octubre o hasta alcanzar esa cifra récord, duró apenas horas.
“Estamos trabajando con el gobierno argentino para poner fin a las exenciones fiscales para los productores de materias primas que conviertan divisas”, expresó el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, en un comunicado que dejó en evidencia el nivel de injerencia de la administración de Donald Trump sobre la política económica argentina. La presión norteamericana llegó incluso antes de la firma del swap financiero y marcó el rumbo económico del gobierno de Javier Milei, que cedió sin resistencia.
Desde el organismo Arca informaron en redes:
“Se ha alcanzado la registración del cupo de siete mil millones de dólares previsto por el decreto 682/2025, por lo que se ha dado de baja la opción de registración de las Declaraciones Juradas de Venta al Exterior (DJVE) amparadas por ese beneficio. A partir de ahora, solo podrán registrarse DJVE bajo el esquema vigente anterior al decreto”.
De la “libertad” al regreso de las retenciones
La firma del “no salvataje” financiero por 20.000 millones de dólares fue celebrada por el oficialismo como una victoria. Sin embargo, se trata de un nuevo ciclo de deuda cuyo destino, según Bessent, será “evitar la volatilidad”, antes que impulsar el desarrollo productivo. Como recordaba Néstor Kirchner, “los muertos no pagan”: sin crecimiento interno, no hay forma de sostener compromisos externos.
El interrogante sobre cómo afrontar nuevas deudas en un contexto de crisis y especulación sólo tiene una respuesta posible: más motosierra y más entrega de soberanía.
Las declaraciones de Bessent le dieron aire político momentáneo al oficialismo, pero igual de fugaz que las retenciones cero. Apenas se filtró que Trump exigía su regreso tras las elecciones de octubre, las grandes cerealeras —con capacidad para retener granos a la espera de un tipo de cambio más favorable— apuraron la liquidación. En solo un día, cuadruplicaron el promedio histórico de octubre, que ronda los 1.700 millones de dólares, según señaló el analista Javier Preciado Patiño.
Ganadores y perdedores
El retorno de los Derechos de Exportación (DEX) tiene implicancias tanto internacionales como locales:
- Para Estados Unidos, supone una doble ventaja: protege a sus productores agrícolas y garantiza que Argentina contará con dólares para cumplir con el pago de su deuda externa. En medio de la disputa comercial con China, el país asiático advirtió a Trump que podría dejar de comprar soja estadounidense si aumentan las tensiones. La decisión argentina, al facilitar la compra de granos por parte de China, golpeó directamente a EE.UU., que reaccionó de inmediato.
- Para la economía argentina, el regreso de los DEX busca frenar la escalada del precio de los alimentos y el aumento de los costos dolarizados en el sector productivo, incluido el campo. La quita temporal de retenciones impactó en la inflación y en toda la cadena de valor, excepto en los salarios, que siguen rezagados.
La medida no fue bien recibida por sectores como la Sociedad Rural o las cámaras exportadoras, que presionaban por la eliminación total y permanente de las retenciones.
La historia se repite: Macri, Caputo y el FMI
El escenario actual recuerda inevitablemente al de 2018, cuando Mauricio Macri gobernaba, Luis Caputo era ministro de Finanzas y el FMI presionaba para que Argentina frenara la baja de retenciones. Entonces, Macri calificaba la política de aplicar impuestos a las exportaciones como “equivocada” y “única en el mundo”. Un mes después, debió aceptar la recomendación del Fondo y suspender por seis meses la reducción de los derechos de exportación, con el objetivo de frenar la suba del dólar y generar ingresos para pagar deuda.
Hoy, con Caputo nuevamente en el gabinete y la historia repitiéndose casi al pie de la letra, queda claro que la política económica sigue atada a los mismos condicionamientos externos. La falta de dólares sigue siendo el talón de Aquiles y el endeudamiento el parche temporal.
Como dice el propio Preciado Patiño, “el manotazo libertario del ‘plan llegar’ evidencia que el verdadero programa es resistir hasta octubre”.
Conclusión: soberanía hipotecada
La experiencia de las retenciones cero duró menos que un suspiro y dejó al descubierto las tensiones entre la retórica libertaria y la realidad económica. La rápida reacción de las cerealeras y la orden directa desde Washington marcan un camino donde las decisiones clave no se toman en Buenos Aires sino en Estados Unidos.
La Argentina enfrenta una encrucijada conocida: ceder soberanía a cambio de dólares prestados, o recuperar el control de su política económica apostando al desarrollo interno. Por ahora, la motosierra sigue cortando hacia el mismo lado.

