Desde la Patagonia maneja el vivero líder de plantines de frutillas: “A mis 75 años, tengo proyectos a 15”

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Por Alan Agustini para Diario Río Negro

Don Antonio no es solo un nombre, sino una marca y una historia. Detrás está Antonio Ortega, el hombre que, desde la localidad neuquina de Plottier, transformó una apuesta personal en Patagonia Agrícola S.A., la empresa líder en producción y exportación de plantines de frutillas del país.

“Yo veía lo que sufrían mis padres con las cosechas de peras, manzanas, uvas, tomates… Así que dije: voy a hacer algo que pueda manejar yo solo: hacerlo, plantarlo, venderlo, cobrarlo, todo yo”, cuenta Ortega al recordar sus inicios. Lo que comenzó con apenas un caballo y una vaca, se convirtió en una compañía que hoy exporta millones de plantines a Brasil y Colombia, y que incluso llegó con su producción a Países Bajos y Emiratos Árabes.

Más de medio siglo de trabajo, perseverancia y visión explican un éxito que nació como alternativa a la fruticultura tradicional. “Todo el mundo me decía que me iba a fundir, y la verdad es que esto me da unas satisfacciones espectaculares”, asegura.

Foto: archivo Cecilia Maletti.

De Mendoza a Neuquén: el camino del pionero

Hijo de agricultores españoles y oriundo de Bowen (Mendoza), Antonio apenas cursó seis años de escuela primaria y medio año en una escuela agrícola. El resto fue aprendizaje de vida y trabajo. Su búsqueda por las mejores condiciones de producción lo llevó de Mendoza a Lamarque (Río Negro) y finalmente, en 2001, a Plottier, donde encontró su lugar.

“En Plottier hallamos tres elementos claves: amplitud térmica, suelos con buena temperatura y el agua del Limay, que es extraordinaria para el riego”, detalla Ortega.

El empresario destaca la pureza de las aguas del río Limay, con bajo pH y salinidad casi nula, condiciones ideales para el desarrollo de las plantas de frutilla. A eso se suma un vivero de altura en El Maitén (Chubut), que aprovecha el agua de deshielo para el riego.

Sin embargo, advierte sobre los efectos del calentamiento en la Patagonia: “Antes los fríos entraban en febrero, ahora en mayo”.


Qué hace Patagonia Agrícola

Patagonia Agrícola se dedica a la multiplicación de plantines de frutilla, un proceso que comienza en la ciencia y la genética. La empresa trabaja bajo contrato con la Universidad de California, importando variedades de plantas (meristemas) desde Estados Unidos. Luego, en sus viveros, las multiplica y adapta al clima patagónico, con asesoramiento de genetistas estadounidenses.

El proceso de cosecha, que se realiza entre abril y mayo —a menudo de noche, por las bajas temperaturas necesarias—, culmina con el procesamiento en la planta de Plottier, donde se cortan, lavan y refrigeran los plantines listos para exportación. “El producto final es la plantita, a raíz desnuda y lavada”, explica Antonio.

Cada año, la empresa envía entre 12 y 15 millones de plantines a Brasil, además de exportar a Colombia a través de Chile. En Argentina, abastece a productores de Buenos Aires, Santa Fe, Jujuy, Salta, Tucumán, Corrientes y Entre Ríos, además de proveer gran parte de los cultivos de frutilla en Plottier.

Entre sus variedades más reconocidas están San Andreas, Albión, Aromas, Rábida, Rociera, Fronteras y Camino Real, todas bajo la marca Don Antonio.


Presente y futuro de un referente

A los 75 años, Antonio Ortega sigue proyectando. “A mis 75 años, tengo proyectos a 15”, dice con una sonrisa, mientras reflexiona sobre el futuro de su empresa. Sus hijos ya forman parte de la compañía y continúan el legado familiar.

Pero no todo es optimismo: el empresario se muestra crítico con la situación institucional del país. “Necesitamos un Estado firme, con reglas claras para la producción, para los obreros y para todos”, reclama. También advierte por el avance de los loteos urbanos cercanos a su vivero, que complican la aprobación de exportaciones. “Están echando todo a perder, rompieron 10 mil hectáreas de tierra prodigiosa con riego”, lamenta.

Aun así, su pasión sigue intacta. “Si algún día no pudiera hacer plantas de frutillas, me iría del país”, confiesa. Por ahora, el plan es seguir sembrando futuro —como hace más de cinco décadas— desde el sur del mundo.