Las elecciones en Estados Unidos no solo definirán el futuro de ese país, sino que también tendrán un impacto simbólico y estratégico en el escenario político argentino. Con Javier Milei en el poder, la Argentina observa de cerca cómo el resultado de esta contienda podría influir en las agendas y alianzas del país, aunque los especialistas advierten que el efecto será más simbólico que material.
Si Donald Trump regresara a la Casa Blanca, se vería fortalecido el ala más reaccionaria y conservadora en la que Milei y otros líderes de la derecha latinoamericana, como el bolsonarismo en Brasil, encuentran inspiración. La retórica de Trump, que desafía abiertamente las políticas de género y niega el cambio climático, podría ser un impulso ideológico para la «nueva derecha» argentina, que apuesta por un discurso confrontativo y polarizante. Sin embargo, varios analistas señalan que, a pesar de esta afinidad ideológica, es improbable que Estados Unidos proporcione un apoyo financiero directo a Argentina bajo una administración de Trump. El experto Gabriel Merino menciona que la relación con EE.UU. no suele estar sujeta a cambios significativos de financiamiento o apoyo estructural, independientemente de quién gobierne.
En términos comerciales, Trump representa una paradoja para los libertarios que lo admiran, dado que su visión económica incluye políticas proteccionistas que aumentan aranceles globales, incluso para aliados. Esto podría perjudicar a las exportaciones argentinas y aumentar los costos de comercio para la región. Julieta Zelicovich, especialista en relaciones internacionales, señala que la afinidad ideológica con Trump no garantiza beneficios económicos, e incluso podría dificultar las exportaciones. Por el contrario, una victoria de Kamala Harris, con una política exterior más orientada a «asociaciones estratégicas», obligaría a la administración de Milei a trabajar en una relación diplomática más matizada con los demócratas.
En el terreno de la guerra comercial, la economía argentina podría verse indirectamente afectada si Trump relanzara su batalla económica contra China. En tal caso, los precios de productos clave como la soja podrían experimentar fluctuaciones, como ocurrió en 2018. Martín Burgos advierte que, aunque esto podría beneficiar moderadamente a los precios locales, no está claro si la economía argentina podría aprovechar plenamente estas ventajas en un contexto de exceso de oferta global.
En última instancia, los resultados en EE.UU. definirán si la derecha argentina, en particular la representada por Milei, recibe un espaldarazo simbólico o enfrenta la necesidad de acercarse a una postura más pragmática y menos polarizadora. Como lo resume el historiador Néstor Restivo, “si gana Trump, las derechas duras de la región se verán alentadas. Si gana Harris, el apoyo irá en otra dirección, hacia figuras como Lula en Brasil.” Esta elección subraya cómo los giros ideológicos en Washington pueden influir en las narrativas políticas en Argentina, aunque el peso real de la relación dependa, en última instancia, de la capacidad de Argentina para manejar sus propios desafíos internos y construir alianzas basadas en intereses concretos.