Madres, amantes, rebeldes y mujeres: protagonistas de la historia argentina

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En este mes de la mujer seguimos conmemorando a aquellas mujeres que marcaron la identidad nacional y fueron determinantes en la vida de los próceres que trascendieron el tiempo.

El Día Internacional de la Mujer, instituido por las Naciones Unidas en 1975, reconoce la lucha y participación de las mujeres en la sociedad, reivindicando su emancipación y desarrollo íntegro como personas. En este contexto, hacemos un repaso por algunas de las mujeres que jugaron un papel clave en la historia argentina.

Josefa González Casero

Madre de Manuel Belgrano, Josefa fue una figura fundamental en la formación moral y religiosa de sus doce hijos. En 1788, cuando su esposo fue acusado de fraude en la Aduana y quedó bajo arresto domiciliario, ella asumió el manejo de la economía familiar. Durante ese difícil período, intercambió cartas con Manuel, quien se encontraba en Europa, transmitiéndole su afecto y preocupación. Su resiliencia y capacidad de liderazgo influyeron en el pensamiento de Belgrano, quien más adelante impulsaría la educación femenina en sus escuelas. Josefa falleció el 1 de agosto de 1799, el mismo día en que se conmemora la aparición de la Virgen María de la Merced, bajo cuya protección Belgrano encomendó su ejército en la Batalla de Tucumán en 1812.

Paula Albarracín

Madre de Domingo Faustino Sarmiento, Paula Albarracín desafió las normas de su época. Soltera a los 23 años, decidió independizarse y construyó su casa con la ayuda de esclavos prestados por sus hermanas. Huérfana desde niña, crió a sus hermanos y logró aprender a leer y escribir, un logro notable para una mujer de su tiempo.

Se casó en 1802 con José Clemente Quiroga Sarmiento, y fue el pilar económico del hogar. Se aseguró de que su hijo Domingo asistiera siempre a la escuela, lo que marcó su vocación educativa. Cuando Sarmiento asumió la presidencia, su madre ya había fallecido en 1861, sin poder despedirse de él. A su partida, el prócer expresó: “Madre, partiste sin poder despedirme”.

Mariquita Sánchez de Thompson

María Josefa Petrona de Todos los Santos Sánchez de Velazco y Trillo, conocida como Mariquita Sánchez de Thompson, nació en 1786 en una familia acomodada de Buenos Aires. Gracias a su educación, estableció lazos con las principales figuras de su tiempo, incluyendo a Domingo Sarmiento y Bartolomé Mitre.

Mariquita es recordada por la anécdota de que en su casa se interpretó por primera vez el Himno Nacional Argentino en 1813, aunque los historiadores aún debaten su veracidad. Su historia destaca por su lucha por la autonomía femenina. A los 14 años desafió a su familia para casarse con Martín Thompson, el amor de su vida, en un proceso judicial que duró 13 días. Más tarde, mantuvo una relación cordial con el gobernador Juan Manuel de Rosas, pero nunca ocultó sus diferencias políticas. Organizó tertulias con líderes opositores hasta que debió exiliarse en Uruguay.

Al regresar a Buenos Aires, se mantuvo activa en la sociedad de beneficencia hasta su fallecimiento el 23 de octubre de 1868. Juan Bautista Alberdi la describió como “la personalidad más importante de la sociedad de Buenos Aires, sin la cual es imposible explicar el desarrollo de su cultura y buen gusto”.

Alfonsina Storni

Alfonsina Storni nació el 29 de mayo de 1892 en Capriasca, Suiza. Fue mucho más que la poeta que el imaginario colectivo recuerda por su trágico final; logró convertirse en una de las escritoras más importantes de Argentina y Sudamérica, desafiando los límites impuestos a las mujeres de su época.

Llegó a Argentina a los cuatro años y creció en un hogar humilde, lo que le dificultó el acceso a la educación. No obstante, al mudarse a Buenos Aires, logró completar sus estudios y obtener el título de maestra mientras se involucraba en los círculos literarios.

En una sociedad que estigmatizaba la maternidad en soltería, Alfonsina desafió las convenciones. Su poesía, con títulos como Tú me quieres blanca, Así y La loba, evidenciaba su lucha contra las normas establecidas. Enferma de cáncer, decidió quitarse la vida el 25 de octubre de 1938 en Mar del Plata. Su último poema, Voy a dormir, es una despedida a su hijo y un legado imborrable:

“Si él llama nuevamente por teléfono le dices que no insista, que he salido…”

Victoria Ocampo

Ramona Victoria Epifanía Rufina Ocampo nació el 7 de abril de 1890 en una familia de clase alta. Su educación privilegiada le permitió convertirse en una de las intelectuales más influyentes del país. Desde pequeña desafió las reglas impuestas a las mujeres: su madre le prohibía leer, pero ella se escondía para hacerlo.

En 1924 publicó su primera novela, De Francesca a Beatrice. En 1931 fundó la revista y editorial Sur, y en 1936 la Unión Argentina de Mujeres. Sur se mantuvo activa hasta 1971, siendo un espacio clave para la literatura y el pensamiento crítico.

Victoria fue la única latinoamericana presente en los Juicios de Núremberg, presidió el Fondo Nacional de las Artes entre 1958 y 1973, y recibió importantes distinciones, como la Légion d’Honneur francesa. En 1977, dos años antes de su muerte, se convirtió en la primera mujer en integrar la Academia Argentina de Letras.

Falleció el 27 de enero de 1979 a los 88 años. Jorge Luis Borges la describió así: “En un país y en una época en que las mujeres eran genéricas, tuvo el valor de ser un individuo. Dedicó su considerable fortuna a la educación de su país y de su continente. Personalmente le debo mucho, pero mucho más como argentino.”