Intendentes de todo el país califican la suspensión del Corredor Atlántico como un acto antifederal

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Este lunes, intendentes de todo el país se sumaron al reclamo por la restitución del vuelo 1.608, conocido como el Corredor Atlántico, suspendido recientemente por Aerolíneas Argentinas. La medida, que afectó la conectividad de varias localidades de la Patagonia, ha sido duramente criticada, considerándose un «acto antifederal» que perjudica a las comunidades del sur argentino.

La semana pasada, los intendentes Pablo Grasso (Río Gallegos) y Othar Macharashvilli (Comodoro Rivadavia) ya habían denunciado la decisión de la aerolínea estatal como una «nueva embestida» contra los vecinos de la Patagonia, destacando la importancia del vuelo en la conectividad regional y en la actividad comercial y turística. Ahora, la Federación Argentina de Municipios (FAM) también ha respaldado el reclamo, al que se han adherido numerosos jefes comunales de todo el país.

La campaña busca concientizar sobre la necesidad de restablecer esta ruta aérea, que conectaba Buenos Aires, Mar del Plata, Trelew, Comodoro Rivadavia y Río Gallegos con tres frecuencias semanales. En la declaración, los intendentes exigen la «urgente restitución» del vuelo, señalando que la suspensión representa un serio retroceso para el desarrollo de la región.

Entre los firmantes de la nota de reclamo se encuentran mandatarios de diversas provincias, no solo de aquellas directamente afectadas por la suspensión del vuelo. «Lo que buscamos es defender lo que hemos conseguido durante mucho tiempo», expresó Grasso en una entrevista con La Opinión Austral. Añadió que la eliminación del Corredor Atlántico genera serios problemas de conectividad para los habitantes de la zona sur de Chubut y Río Gallegos.

Incluso los trabajadores de Aerolíneas Argentinas han denunciado la medida, argumentando que la ruta era rentable y que los vuelos siempre salían completos. Desde la Asociación del Personal Aeronáutico (APA) rechazaron la justificación de la empresa, que había señalado un bajo promedio de ocupación del 65% en los mejores momentos. «Nos sorprende la decisión, ya que la ruta era rentable y siempre salía completa», afirmó Diego Velarde, delegado sindical en Río Gallegos.