Hiroshima, 6 de agosto de 1945 cuando el mundo cambió para siempre

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A 80 años del primer ataque nuclear de la historia, una herida que aún resuena en la memoria colectiva

A las 8:15 de la mañana del 6 de agosto de 1945, el bombardero estadounidense B-29 Enola Gay lanzó sobre la ciudad japonesa de Hiroshima la primera bomba atómica utilizada con fines bélicos. La explosión, causada por el artefacto conocido como Little Boy, mató instantáneamente a unas 70 mil personas. Para fines de ese mismo año, el número de víctimas había alcanzado al menos 140 mil, y seguiría creciendo con el paso del tiempo debido a los efectos de la radiación.

Tres días después, el horror se repitió en Nagasaki. Y con ello, se selló la rendición de Japón y el fin oficial de la Segunda Guerra Mundial, pero también se abrió una nueva era: la era nuclear.

El copiloto del Enola Gay, Robert Lewis, escribió en su cuaderno de vuelo una frase que quedó para la historia:

“Dios mío, ¿qué hemos hecho?”

La resiliencia japonesa: del hongo nuclear al espíritu del viaje

Japón no solo se reconstruyó tras el trauma: también supo transformar el dolor en arte, reflexión y filosofía de vida. En este sentido, la cultura japonesa contemporánea está atravesada por la memoria de Hiroshima y Nagasaki, pero también por una poderosa narrativa de resiliencia.

Un ejemplo de esto es la obra maestra de Hayao Miyazaki, El viaje de Chihiro (Spirited Away), que se estrenó internacionalmente un 6 de agosto —fecha no casual, elegida por el propio Studio Ghibli.

Aunque no aborda directamente el trauma nuclear, la película es un reflejo profundo del alma japonesa: una niña que debe atravesar un mundo extraño, caótico y amenazante, pero que, a través del coraje y la compasión, logra reencontrarse con su identidad.

Chihiro, como Japón, se transforma sin perder su esencia. Resiste, se adapta y florece en medio del desastre.

Recordar para no repetir

Hoy, 80 años después, Hiroshima es símbolo de paz y advertencia. Su Parque Memorial y la Cúpula Genbaku siguen de pie como un recordatorio al mundo sobre los límites de la destrucción humana.

Desde VISTE, reivindicamos la importancia de la memoria activa. De mirar hacia atrás no para quedarnos en el pasado, sino para construir un futuro más humano. Y también celebramos el arte como herramienta de sanación y conciencia, como lo hace Miyazaki con su cine.