Ganó 100 mil dólares en un concurso y creó la «Habitación Huevo» en la Patagonia

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Ubicado en Trevelin, Chubut, el Huevo de Dragón combina arte, arquitectura y naturaleza. Su estructura, revestida de chapas onduladas de hierro galvanizado, atrae tanto a huéspedes como a viajeros curiosos que buscan fotografiar esta obra singular.

Viajar hoy no solo es descubrir destinos, sino vivir experiencias únicas. En ese contexto, los alojamientos excéntricos están ganando protagonismo globalmente: desde hoteles sumergidos en Tanzania hasta cápsulas transparentes colgadas sobre la Cordillera en Perú. Argentina no se queda atrás con el Huevo de Dragón, un hospedaje que fusiona diseño y simbolismo cultural en plena Patagonia.

Este alojamiento de 22 m², diseñado por el arquitecto argentino Martín de Estrada, se alza sobre columnas metálicas en un terreno de 6.000 m² con vistas a las montañas. Desde su apertura en marzo de 2024, ha recibido turistas de lugares tan lejanos como Canadá y Croacia. “Al principio era surrealista. Gente de todo el mundo llegaba para admirarlo”, relató De Estrada.

Un sueño impulsado por un concurso

El proyecto nació gracias al OMG Fund de Airbnb, que en 2022 premió con 100.000 dólares a diseños innovadores. “Ya tenía en mente un refugio íntimo para crear, pero el concurso me hizo reimaginarlo como un alojamiento turístico”, explicó el arquitecto.

En menos de un año, el Huevo cobró vida con un equipo que combinó tecnología y tradición: costillas de madera cortadas por computadora, revestimientos de barro y una capa térmica de celulosa. El resultado es un espacio que, además de generar ingresos, se convirtió en un símbolo regional que conecta arte, arquitectura y mitología.

El simbolismo del Huevo

El diseño homenajea al escultor Tomás Schinelli Casares, conocido por sus dragones de materiales reciclados. Además, el dragón simboliza transformación en la mitología galesa, una idea que resonó con el propio proceso de renacimiento de De Estrada. “El huevo representó mi reconstrucción personal, algo que también transmiten los huéspedes al describir su sensación de paz en este lugar”, confesó.

El terreno también guarda una historia especial. Durante la pandemia, Martín y su pareja consideraron venderlo, pero algo los detuvo. “Mi mujer decía que algo bueno surgiría de allí. Y así fue”, recordó.

Un interior que sorprende

Dentro del Huevo, las formas curvas y materiales naturales crean una atmósfera única. Con paredes de barro y cal, ventanas estratégicamente ubicadas y una distribución funcional, el espacio parece más amplio de lo que es. “Cuando entrás, sentís que el lugar se expande”, explicó su creador. Una pequeña cocina, un rincón para comer y otro para descansar completan el monoambiente.

El baño, separado del espacio principal, mantiene el estilo rústico y funcional. En el exterior, una plataforma con fogón y una piscina japonesa ofrecen lugares para relajarse y conectar con la naturaleza.

Un legado personal y profesional

Para De Estrada, el Huevo de Dragón es más que un alojamiento. “Esto me conectó con mi lado artístico y me mostró que vale la pena apostar por lo que uno siente”, concluyó. Hoy, su creación es un destino que mezcla simbolismo, diseño y hospitalidad, dejando una huella inolvidable en quienes lo visitan.