Un 11 de marzo de 1921 nacía en Mar del Plata uno de los más grandes exponentes de la música argentina: Astor Piazzolla. Bandoneonista, compositor y arreglador, su legado transformó el tango y lo llevó a nuevas dimensiones, fusionándolo con elementos de la música clásica y el jazz.
Desde muy pequeño, Piazzolla emigró con su familia a Nueva York, donde conoció a Carlos Gardel y perfeccionó su técnica en el bandoneón. A su regreso a la Argentina, se sumó a la orquesta de Aníbal Troilo, una de las más influyentes de la época. Sin embargo, su espíritu innovador lo llevó a cuestionar las estructuras tradicionales del tango y a buscar nuevas sonoridades.
En 1954, se trasladó a Francia para estudiar con la renombrada pedagoga Nadia Boulanger, quien lo impulsó a abrazar su identidad tanguera en sus composiciones. De vuelta en Buenos Aires, formó el Octeto Buenos Aires, dando inicio a su revolución musical.


A lo largo de su carrera, Piazzolla conformó distintas agrupaciones, como su icónico Quinteto y el Noneto, con los que exploró un tango más libre y sofisticado. Junto a Horacio Ferrer creó la operita «María de Buenos Aires» y la inolvidable «Balada para un loco». También compuso piezas emblemáticas como «Chiquilín de Bachín» y «Balada para mi muerte».
En los años 70 y 80, su reconocimiento se expandió a nivel mundial, convirtiéndose en un referente de la música contemporánea. Trabajó con grandes artistas y llevó su tango nuevo a los principales escenarios del mundo. En 1990, sufrió un accidente vascular en París que lo dejó postrado. Falleció en Buenos Aires en 1992, dejando un legado inmortal.
Hoy, Astor Piazzolla sigue siendo una fuente de inspiración para músicos y amantes del tango, demostrando que la evolución y la rebeldía pueden dar lugar a obras maestras eternas.
Algunas fotos del genio del bandoneón:




