Falleció Lita Boitano, la Presidenta de Familiares: Un Icono de los Derechos Humanos

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A los 92 años, este jueves falleció Lita Boitano, una de las figuras más emblemáticas del movimiento de derechos humanos en Argentina. Peronista, ferviente hincha de Boca Juniors y con los dedos siempre en «V», Lita mantuvo su espíritu alegre a pesar de las terribles pérdidas que sufrió durante la dictadura. Sus dos hijos fueron secuestrados, forzándola al exilio, pero nunca le quitaron la sonrisa.

Una vida de lucha

Angela Catalina Paolín, conocida como Lita, nació el 20 de julio de 1931 en Buenos Aires. Su madre, embarazada, había llegado desde el Véneto. Su padre biológico, al que nunca conoció, fue el primer «desaparecido» en su vida. Fue criada por su madre y Emilio, un albañil trabajador que asumió el rol paterno.

Desde joven, Lita mostró simpatía por el peronismo. Estudió en el Comercial Antonio Bermejo en Callao al 600, y aunque en algún momento pensó en ser contadora, su verdadera pasión era el trato con la gente. Creció en el Pasaje Bernasconi de Caballito, donde fue retratada por el pintor Antonio Berni y frecuentada por el escritor Rodolfo Walsh.

Se casó a los 20 años con Miguel Boitano y tuvo dos hijos: Adriana Silvia y Miguel, quienes estudiaron en un colegio bilingüe italiano. En 1968, quedó viuda y crió a sus hijos sola. Ambos jóvenes se involucraron en la militancia, Adriana en Letras y Miguel en Arquitectura en la UBA, formando parte de la Juventud Universitaria Peronista (JUP).

La tragedia y la resistencia

El 29 de mayo de 1976, Día del Ejército, Miguel fue secuestrado. Lita y su hija Adriana, que vivía en Brasil, se reunieron en Buenos Aires. En agosto del mismo año, Adriana también fue secuestrada frente a los ojos de Lita. La dictadura le había arrebatado a sus dos hijos.

Lita se dedicó de lleno a la búsqueda y denuncia desde Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. En junio de 1978, durante el Mundial de Fútbol, Lita y Graciela Lois denunciaron los crímenes de la dictadura en el Estadio Monumental. En 1979, viajó a México para la conferencia del episcopado, y luego fue enviada a Europa para evitar su secuestro, viviendo en Francia, Holanda e Italia.

El regreso y la democracia

Con la llegada de la democracia, Lita regresó a Argentina en diciembre de 1983. Continuó su lucha desde Familiares, aunque la democracia no trajo respuestas sobre el destino de sus hijos. Publicó recordatorios en medios como Página/12, con la esperanza de obtener información sobre ellos.

Mantuvo una relación cercana con el Papa Francisco, pidiéndole que se abrieran los archivos de la dictadura. A pesar de su profunda fe, Lita mantenía su humor característico, bromeando con un párroco que no rezara por ella porque la última vez se había roto la cadera.

Un legado imborrable

Sus últimos años los vivió en la misma casa donde había criado a sus hijos. Siguió rodeada de sus recuerdos, discos y fotos. A pesar de su delicada salud, Lita celebró sus 92 años en el club de sus amores, Boca Juniors. Falleció en el Hospital Italiano, dejando un legado imborrable en la lucha por los derechos humanos.

Lita Boitano fue distinguida como ciudadana ilustre por la Legislatura porteña. En su humor característico, pedía ser despedida con un buen tango, la música que la acompañó en su vida de lucha y resistencia.